Sunday 12 September 2010

Hay sol en Londres



Hay sol en Londres. Yo tengo sueño y no quiero más que huevonear en el sillón de mi apartamento. Max salió hacia Australia hoy temprano y yo insistí en que tomáramos café y desayunáramos juntos antes de su partida. Esto después de una noche de copas en el este de la ciudad.

Tras su despedida la casa de quedó llena de silencio. Sólo el sol entraba por las ventanas, como para hacerme compañía. Yo, ante tal cortesía, no me pude resistir y salí de la casa volando, con poco más que una falda demasiado corta, un sudadero demasiado largo y unas botas que parecen haber perdido la moto. No llegué muy lejos, apenas hasta una banca en el parque frente a casa. Aquí me refugié, arropada por el sol y cerré los ojos para poder propiamente escuchar el sonido de las hojas bailando con el viento; escuché también las voces de los niños jugando en el playground al lado de la Iglesia- y por un momento me transporté hacia una de esas tardes de domingo pasadas en familia en Amatitlán, esas tardes que colecciono y cuido como un tesoro en mi memoria; me quise preguntar, qué hace esta tarde de domingo menos especial que aquéllas, y pienso: las voces no serían extrañas, serían mis voces amadas; también añadiría algunos "splash" y el mosaico de colores que ofrece sin falta ese árbol castaño en el que durante toda mi vida me he balanceado...pero hoy hay sol en Londres, y no quiero estar triste- es precisamente por momentos como este que atesoro tanto mis recuerdos, para tenerlos cerca y utilizarlos para sentirme en casa siempre, aún a 9,000 kilómetros de distancia.