Saturday 28 March 2009

La niña de Guatemala


He estado en Nueva York por poco más de un mes, y tengo que decir, esta ciudad me encanta. Lo que sí me preocupa es que si ya el tiempo es cruel y pasa demasiado rápido en todos lados, en NYC es peor. Me da miedo despertar un día y darme cuenta que el tiempo se me acaba, que como me aseguraba mi papá, cuando íbamos a la barra a ver al atardecer, la vida es como un puño lleno de arena; por más que apretes, y querras mantenerla, se te escapa.

He estado ocupada, haciendo cosas que siempre quise hacer pero nunca me tomé el tiempo. Yoga, clases de escritura creativa, crecimiento espiritual y auto-didactismo en todo lo posible (ya sé que la palabra "didactismo" no existe, pero debería). En mis clases de escritura creativa recibí el consejo de llevar un diario particular para diferentes facetas de mí misma; un diario en que escriba acerca de algún hábito curioso que tenga, o mis sueños, lo que encuentro chistoso, lo que me da tristeza. En teoría es una práctica que te ayuda a conocerte mejor a ti misma, y la razón por la que esto es importante, si queres escribir bien, es que necesitas ser auténtico.

Siendo como soy, llevo ahora varios diarios, sobre mis impresiones personales acerca de:

1. Lo que me parece extraño o curioso

2. Lo que me encanta y/o amo

3. Lo que me molesta y/o odio

4. Lo que me parece chistoso

5. Un hábito curioso que tengo (que no voy a revelar) ;)

6. Sexualidad

7. Lo que me enoja y/o peleas que tengo

8. GUATEMALA

De todos estos "diarios" que estoy llevando, el que ha demostrado sacar más de mí es el octavo. Curioso que ese haya sido precisamente ese el número de diario que le asigné subconscientemente a Guatemala, mi amor/tormento, porque por lo general el número 8 es mi número favorito; la explicación más lógica e inmediata sería que, habiendo nacido un 8 de noviembre, el 8 es "mi" número. Y aunque es cierto que me siento de esa manera (como que el 8 es "mío"), esa no es la única ni la principal explicación- a mí gusta el 8 por muchas razones, siendo una preferencia pensada, racional y voluntaria. Me gusta porque es un número par, que es bueno porque es fácil de dividir en partes iguales y justas; es un número de un solo dígito, no muy bajo, tampoco muy alto, pero sí abundante de alguna manera; es el doble de 4, que siempre fue el número favorito del amor de mi vida, mi abuelito Coqui. Está compuesto, en mi mente, por la suma de dos números: el 5 y el 3, ambos números también importantes en mi vida; no sólo es redondo, es además simétrico; es bello, representado visualmente por la figura esencial, el círculo: dos círculos, unidos. Representa así la unión de dos elementos, ya completos en su individualidad, que juntos forman algo aún más especial. Esta última impresión que tengo del número 8 es trascendental, al menos para mí: representa el balance, que es mi ideal ideal de pareja, un ítem compuesto por dos sujetos independientes que se unen de manera voluntaria, unidos, pero no enredados, que mantienen límites, manifestando un inquebrantable respeto, siendo balance y brindándose mutuamente apoyo y estabilidad.

El número perfecto para un tema fundamental en mi vida: GUATEMALA. Estar fuera de Guate es para mí una condición difícil. Soy una niña de Guatemala, siempre lo he sido. Mis sueños, aspiraciones, la persona que quiero ser, todo está envuelto alrededor del concepto que tengo de la tierra en que nací, su gente, su color, su dolor, su pasión. Soy así.

La última entrada en mi "Diario no. 8: Guatemala" dice así:

"Estoy bastante preocupada. Regularmente extraño a Guate con una melancolía que es dulce; duele, pero es simultáneamente sabrosa. Pero a veces, muchas veces (cada vez más), extraño a Guate con un sentimiento oscuro, como una carga que es pesada y lastima. Sobre mi espalda la culpa de un desertor, un falso profeta, una persona abundante de palabras, pero escasa de acciones. Dentro de mi tengo un amor hinchado por mi país, un deseo permanente y latente de hacer algo, de hacer MUCHO, de cambiar las cosas. No me acuerdo cuándo empecé a sentirme así, pero ya es parte de mí. Me culpo por no estar allí, por no darme a mí misma la oportunidad para hacer algo bueno, allí, donde hay tanta necesidad, tanto sufrimiento, y tanto POTENCIAL...tantas ganas de vivir, y vivir bien, feliz, tranquilo, en paz. "Qué puedo hacer?" me pregunto siempre. "Qué he hecho?" "Qué podría estar haciendo?" "Qué haría si pudiera?"...mi respuesta: silencio, pesar, lágrimas. "NO LO SÉ..." (aún)."

Las cosas en Guatemala se están poniendo muy mal, peor, y el número 1 en mi diario de las cosas que odio sigue siendo "que mi país esté en la mierda". Ayer recibí de una amiga un email con el mensaje del "viernes de luto y oración continua":
Viernes de Luto y Oración Continua

Los últimos sucesos acaecidos en Guatemala , nos
aterrorizan, nos dan rabia, nos entristecen, nos
decepcionan, pero sobre todo nos enlutan, por eso yo lanzo
dos invitaciones a través de esta tribuna pública:

1. Vistámonos de luto todos los Viernes, basta con portar
una prenda de color negro, colocar moñas negras en nuestros
vehículos, portar un listón negro, porque estamos de luto
por Guatemala. Es cierto que los buenos somos más, que una
caricia hace menos ruido que una bala, pero es momento de
que los buenos nos unamos, estaremos de luto, por todas las
vidas perdidas y exigimos al Gobierno de Álvaro Colom que
actúe o RENUNCIE, no hay más opciones.

2. Como una campaña de verdadera solidaridad, los invito a
todos a que todos los días a las 7 de la mañana, en donde
nos encontremos: en el bus, en el carro, en el trabajo, en
la calle, en la casa, en donde sea, le dediquemos una
pequeña oración a nuestra patria, a la gente buena que
sale todos los días para ganarse la vida con dignidad y
también que pidamos por aquellos delincuentes, para que el
Señor toque sus corazones.

Es momento de actuar, ya no se vale quejarse y no hacer
nada. Hay que seguir trabajando, hay que seguir enfrentando
la vida, hay que dar todo, por nosotros, por nuestros hijos,
por nuestra Guatemala, que es nuestra... no de Colom o de
los Zetas o de los malhechores, es de nosotros... los
BUENOS, los que hacemos a esta patria grande.

VAMOS GUATEMALA , CONTIGO ESTAREMOS.


Al leer este mensaje me sentí acompañada; me sentí parte de una frustración y una rabia generalizada. Estamos en la mierda, esa es la verdad. Pero el cambio es inevitable, es parte de la vida, y gracias a Dios, es sujeto a manipulación humana. Nosotros decidimos la naturaleza del cambio, y creo que todos estamos de acuerdo en que queremos un cambio positivo. He logrado entender, tras mucha dificultad, que el cambio fundamental en todo, grande y pequeño, es el de la transformación interior, el despertar individual, que se convierte eventualmente en colectivo.

Una frase que resuena en mi mente mientras escribo esto es: "el momento más oscuro de la noche es justo antes del amanecer."

Mi amor para todos en Guate. Estoy pensando en ustedes+en mí=en nosotros.

Monday 9 March 2009

"On a freeze-dried rose"


When I first met you I was in love.

I was in love, for the first time, and so was he.

I looked at you, looking at me, and we both smiled: the beginning of us. “Us”… it feels strange to say it, even today, but oh! How many times have I embraced the idea, the dream, the wish: (us)… in my heart.

That night, as I teasingly flirted with the thought of planting a rose seed right in the middle of my –already bloomed- self, I saw you again. It was then I inevitably kept your smell, as I started to miss your taste. It was then your touch was permanently engraved in my skin. I talked, you joked, we floated.

The night was soon over, and he came around. I wasn’t expecting him, and after a night with you, things were different. My heart trembled and questions stalked my sleep.

But you started to fade, while he stayed around. He was a good man.

I endured almost as much as I enjoyed the bitter-sweetness of your thought. You would come to me at the purest of moments: when my soul rejoiced, when it ached. I would wake up next to him after spending hours with you in my dreams.

I didn’t give up on us, but I wasn’t courageous enough to go after you. You were though. You did- you came to me, years after the floating and those eyes…you were the same, only you were ready. You reached out your hand for me to take and I felt full, I was happy. You and me, there we were, once again, floating. You were there, the good man wasn’t- but it was only temporary. We all knew that.

You had to move on; you were always the smartest one of all. I asked you to come back, you were going to but I hesitated- you turned away and left for good.

I couldn’t bear losing you…we had shared so little time together, but you were so close to me, you accompanied me day and night, and I just couldn’t do without you.

I kept trying to believe you were a dream, an idea created by myself. It was so easy to, you were so beautiful, almost too beautiful; you beared the wisdom of an old soul and had the heart of a poet. I could never cheat myself; you were real, you were there, always there, even when you didn’t know it.

I admit I tried to have it all, not out of greed, but out of fear- I kept you, and I had him (the good man) by my side.

He pretended not to know and when that was no longer possible, he pretended not to care. But he was as transparent as his watery eyes and could not hide the fear and the pain I caused him by my ever longing of you.

Time passed, so quickly, we all had to grow up. I could no longer keep you. You slowly but determinedly let go of my hand. I could not keep you. How hard I tried! But you always knew what was best; you searched for happiness, so did I. We (you) decided to part.

How I’ve missed you! I built a life with him, the good man. I’ve lived a good-long-life. I wonder if you know that, I wonder if you have too. I know you asked me to let go, as you did. I tried, you must believe me. You were always so smart. I know you were right. You were right, for you, for me, and him. But listen- I couldn’t.

You’ve been there, at the birth of my children, at the death of my father. You’ve cried and laughed with me, I never let you go, I’m sorry, I couldn’t. And now, the good man’s gone. He never left my side, until he was taken from it by a higher force. He made me happy, he really did. How hard he tried.

And I miss him; I do (so much). My sadness for having lost him is only eased by the hope of us.

Am I crazy? I haven’t heard from you in over thirty years (you completely stopped writing after the birth of Eve, my second). There hasn’t been a single day I haven’t loved you. From beginning to end.

It is only now, as the sun sets on my life, that I finally find the strength I’ve long longed for. And so I write you this heartfelt letter, not as an apology nor as an excuse, but as a confession of life-lasting love. And the tears that stain it are not tears of regret; they’re tears of feeling, a wordless emotion, and a rose unfreezing.

It’s taken me a lifetime, my lifetime, to take this step and for the first time ever, my hope is irreparably extinct. I’ve learned from your sister, the one I never got to meet, that you are gone. You have been gone for a long, long time.

How could I have not known you were gone? How? You have lived only in my mind, my heart, and soul, for the last thirty years. I should’ve known you were only temporarily borrowed- you were too good, you didn’t belong down here.

My heart is broken. After a lifetime of not having enough of myself, I am left with nothing. I am alone. And empty.

I always tried to do the right thing- I’ve achieved it not. I couldn’t make him happy, how could I have? I didn’t make you happy either. I wasn’t happy myself.

Last night I went to bed with no regrets, only wishes. Today, regret is all I have. And tonight, I shall go to bed with one wish only: not to ever wake.