Tuesday 20 October 2009

Luciérnagas Urbanas


Recuerdo como niña, las noches altaverapacenses: recias, sonoras e infinitamente seductoras. Entre el aroma a tortilla al fuego se distinguían, pequeñas lucecitas conquistando el jardín- lucecitas engañosas que se presentaban solo para volver a desaparecer y que completaban la atmósfera de mundo de ninfas y magia que envolvía la finca.

Ahora que me encuentro tan lejos de mi Guate, recuerdo con cariño desbordante mis noches de verano en Alta Verapaz...cuando en esta ciudad fría, me encamino a casa cada tarde y advierto bicicletas titilantes haciéndose paso entre la bulla... "luciérnagas urbanas", pienso; haditas mágicas, que excavan en mi cansancio y extraen una sonrisa- una sonrisa de niña, loca de fascinación.

Tuesday 13 October 2009

mujer pesadilla


Soy impulsiva, compulsiva y obsesiva; dramática, perfeccionista, exigente e imprudentemente sensible. Además, soy vanidosa, orgullosa y muy melosa (hasta rima). Y para más, tengo memoria de elefante, soy un caso de coquetería recurrente, sufro de episodios esporádicos de celos y soy víctima de un síndroma premenstrual severo.

Todo eso lo sé de sobra.

De todas formas, me ofendo cuando un miembro del sexo opuesto hace algún comentario criticón acerca de los tergiversados desbalances hormonales venusianos, nuestra extraordinaria capacidad para renunciar a un momento especial por el más "inocente" comentario a nuestro desagrado (ese comentarito al que ellos son incapaces de desistir) y la lista continua...qué mala reputación la que tenemos por Dios!

Yo soy mujer, amo y cuido mi cuerpo, soy bella y deseable, y lo sé. Qué? Si igual, la mujer fue creada para ser bella, para atraer, para atrapar. Una flor, que atrae por su color, por su olor, por su sabor...y que es un encanto observar, a la distancia...pero que a quien osa quererla tomar o desraizar, sobre todo si se hace sin cuidado y sin amor, delata sus espinas o se empieza a marchitar.

Así somos las mujeres. Nos dicen locas, se quejan de no comprendernos, se lastiman con nuestras espinas...pero qué importa; si al final, no se trata de entendernos, sino de amarnos...y si no estuviéramos acá, con nuestros tsunamis hormonales, qué aburrido sería el mundo!

Sunday 4 October 2009

Quique

Ayer desperté con un extraño sentido de ánimo. Sentía la conciencia como alborotada. El mundo se sentía distinto, había algo en el aire, algo parecido a exceso de oxígeno, que resultó ser más bien el efecto de la permanente interrupción de un aliento familiar; el aliento de un hombre que escribió un capítulo transcendental en el libro de mi vida.

Al convocar su recuerdo me es inevitable sonreír: vienen a mí fragancias que se mezclan y se confunden entre agua de coco, piel tostada, comida en exceso y ese aroma tan extraordinario a alegría, a goce de vivir. La brisa se hace paso acariciando los cuerpos dorados de mis seres queridos que, domingo a medio día, no hacen más que discutir temas sin importancia y compartir anécdotas, acompañados por la música de Rocío Durcal, Julio Iglesias, Roberto Carlos y Luis Miguel. Todos reunidos, radiantes, bajo el hechizo del mundo propio de Don Quique Larraondo.

Aún puedo ver brillar la fila de sus dientes de marfil, expuestos permanentemente a causa de su perpetua sonrisa- esa sonrisa encantadora a la que hombres y mujeres sucumbían por igual. Temo que con el tiempo, como es inevitable, iré olvidando los detalles que hoy recuerdo acerca de Quique: su elegancia; el lustre de sus rodillas bronceadas por el sol; su gusto por la sopa de frijoles; la particular melodía su voz, que parecía arrastrar las palabras mientras sus ojos las hacían redundantes; su amorío con Angelina Jolie y su adicción a la revista española Hola!...si cierro los ojos lo veo, sentado en el sofá rojo de su rancho en Likin, insistiendo en que todos se tomen un trago y llamando a Lacho a gritos, para que traiga algo de picar.

Mi memoria, lo irá dejando ir como es solo natural...y puede ser que llegue el día en que ya me sea imposible transportarme a su mundo de fiesta, ese mundo de Quique, en el que las razones para celebrar nunca faltan y en el que todos están siempre bienvenidos...pero aún si ese día llega, nunca voy a dejar de recurrir al capítulo de mi vida escrito por Quique, a ese al que recurro cuando la vida parece demasiado dura y complicada; ese capítulo de refugio y esperanza, en el que se certifica la belleza de la vida, la importancia de disfrutar cada minuto y el gusto de compartir.

Las lágrimas que ahora derramo son de gozo, gozo porque disfruté de Quique, de su espíritu y de su sabiduría, y porque el mundo no es perfecto, porque la muerte nos llega a todos, pero es simplemente grandioso vivir.