Esta noche me sentí observada por la luna. Fue como si ella, en su manto maternal, supiera que me encontraba sobrecogida entre mis pensamientos y emociones.
Luego, mientras caminaba hacia la playa, escuché el dulce sonido de un acordeón que tocaba una canción para mí muy familiar, 'Historia de un amor'. Sus notas volaron con la brisa, y aterrizaron como suaves besos en mi cara.
Esta canción forma parte del soundtrack de mi vida; todo empezó hace muchos años con una película de romance italiana, y desde entonces no ha dejado mi lado. Siempre la identifiqué como mía, a pesar de que no tuviera sentido, y hoy de nuevo me mostró otra cara, y me hizo pensar en ti.
Consideré compartir la canción contigo, a pesar de que no lograrías entenderla. Quizás por curiosidad la traducirías, talvez lo haría yo por ti. Pero no tiene sentido, para qué; es como si quisiera, a través de una hermosa canción, repetirte lo que ya varias veces te he dicho, y que luego he renegado con mis besos y caricias: que nuestro amor se ha acabado. Que aunque el amor no es como una candela que se apaga al gusto, sino mas bien como el sol, que existe porque Dios así lo dispuso y allí continuará hasta que Él así lo quiera, yo he decidido arbitraria y unilateralmente que hasta aquí llegamos, que se acabó.
Siempre me resulta fácil terminar lo nuestro en la distancia, cuando no te veo, cuando el dejarte por completo parece una posibilidad real y no algo imposible.
Me acosté en suelo, para bañarme en la luz de la luna y el cielo, oscuro y estrellado. Es entonces que la noté: una pequeña estrella que, muy cerca de la luna, parecía buscar protección o cobijo en su resplandor. Se me ocurrió que esa pequeña estrella eras tú.
La observé sin vergüenza, pensando en ti, y noté que perdía su brillo, perdía su resplandor. Me pregunté si tendría el mismo efecto en ti, si yo gastaría tu magia, si extinguiría tu luz.
Sos como esa estrella; infinitamente hermoso. Una dulzura sin igual, una sensibilidad extraordinaria, una genuina empatía por el mundo, y una inmensa inseguridad.
Yo me imaginé capaz de sanar tus inseguridades y de convertirme en el espejo que te permitiera apreciar tu belleza, tu perfecta imperfección.
En cambio, lo que hago es dejarte, y me pregunto si con eso te extingo o si en cambio, doy paso a tu resplandor.
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