Dejé atrás los días de esperar el gran cambio,
los días de pedir a Dios por un salvador,
por progreso, por oportunidades, por paz.
Guatemala está cambiando,
y es todo por su gente
por esa ciudadanía rejuvenecida,
todos aquellos a los que la dignidad ya nos pica en la garganta.
Yo ya no ruego por una persona que venga a redimirnos,
un gobierno que encuentre el remedio a tanto enredo,
porque la transformación somos nosotros,
y por eso oro para la llama en nuestros corazones despabilados
no pierda su fulgor,
no pierda su fulgor,
que no nos cansemos,
que no nos callemos,
que no nos vendamos,
que no nos durmamos,
porque ahora advertimos el peso del futuro en nuestras manos,
porque al fin recordamos que contamos con lo necesario para construir la Guatemala que soñamos: el derecho que nos otorga haber nacido en su panza chapina,
y una revivida apreciación por una tierra que si bien nunca se cansa de dar,
le ha llegado la hora de recibir,
porque Guate respira a través de nuestros pulmones
y es hora que aprendamos a ser con ella
tan generosos como lo es con nosotros.
*Foto por Maria Lobo*
1 comment:
no olvidas a tu guatemala, verdad, yo de ves en cuando te visito me gusta lo que escribes
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