Saturday 27 February 2010

Despidiendo a Mamita América



Finca Chapultepec
Carchá, Alta Verapaz
Martes 29 de diciembre del 2009


Llego a Chapultepec. Veo a Mamita América, esa mujer fuerte y temeraria que ha caminado a mi lado a lo largo de todos mis años; la veo, escarbo en lo mas profundo de su mirada y sólo así la encuentro; encuentro su fuego, su alma, sofocada por el peso de los años y de las penas; observo cómo la llama salvaje de su corazón se ha transformado en una velita, que sin querer menguar su fulgor se va debilitando, va perdiendo intensidad, pierde su esencia- y se va apagando.

La extraño, pero no quiero estar triste- quiero superar mi humanidad, quiero pensar que es natural, que no tiene nada de lamentable lo que está sucediendo- pero me resulta imposible. No la quiero perder, no quiero que se vaya. No quiero que el mundo entonces continúe girando, como siempre lo hace, sin su presencia. La quiero conmigo, siempre conmigo- pero no así. Sé que la debo dejar ir. Sus ojos me piden comprensión. Mamita no hace esfuerzo alguno por ocultar su cansancio, su conformidad.

Me siento más que nunca en un punto de inflexión en mi vida. Todo en esta casa, en este hogar, me lo susurra. Algo hace falta, mas aún no existe el vacío; no se siente la calamidad pero sí se aprecia la diferencia- generaciones se van, generaciones se vienen y de eso soy yo testigo y testimonio. Reflejo lo que he visto y lo que presiento veré; me siento feliz de haber disfrutado del Chapultepec de Don Carlos y Doña América, me sé dichosa y afortunada...y porque mi sentimiento es genuino, esta noche me despido de la Finca de mi infancia, y con ojos húmedos saludo a la Finca que llega para mi yo adulto mientras, en la penumbra de la luz acogedora y suave que esta noche acaricia este hogar de amor, intento dibujar una sonrisa en mi rostro.

Finca Tres Lagartos
El Remate, Petén
6 de enero del 2010


Inicio el año con la vista hacia atrás; mis emociones redimen una batalla, que aún si no es a muerte, va dejando caídos y malheridos esparcidos por doquier.

El tiempo es un amigo engañoso que aparenta ser justo y mantenerme suspendida en los momentos por mí más atesorados, pero que de alguna manera se escapa veloz, dejándome perpleja y un tanto atontada cuando al girar la vista hacia atrás, como lo hago ahora, descubro que los años fluyen ligeros, las semanas se esfuman y los días pasan desapercibidos.

Quisiera ser como Peter Pan y en la Tierra De Nunca Jamás disfrutar de las interminables aventuras que la ingenuidad de la infancia y la imaginación mágica e ilimitada que inevitablemente se va perdiendo con los años, incitan y provocan; el problema es que Peter Pan es un personaje ficcional, y la madurez no se pide ni se elige, a todos nos llega, con sus pociones tranquilizantes y sus angustiantes realizaciones. Y la verdad es que con los años me doy cuenta de que no sería feliz siendo por siempre una niña inocente, pues la vida es una acertijo lleno de magia y misterios, y la única manera de resolverlo es a través de la experiencia.

Algo que es con seguridad un gran consuelo es la compañía; crecer es tan emocionante como aterrorizante, y es siempre una fuente de fuerza ver que a mi lado caminan contemporáneos amados, algunos sólo por parte del trayecto y otros a lo largo de todo el viaje.

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Miro hacia atrás, y veo la casona de Chapultepec, tan llena de bulla; bulla convertida en música por ser resultado puro de la alegría de la compañía familiar; vuelvo la cara a este 2010 y veo la misma casa, pero hoy parece más grande que nunca. El silencio que la envuelve es escandaloso, el olor a muerte la acecha, se escuchan los murmullos, susurros y gemidos de lo que se fue y nos dejó; las manos bruscas de las indígenas que el corazón y el hogar de mi abuela acogió se restriegan los ojos, dejando salir la perla mojada de su amor y compasión. Sueltan un beso en la frente de la ceiba América, que ha perdido las hojas, la firmeza y la sombra, y a cuyo seco tronco sostienen sólo raíces de naturaleza fuerte, que saben únicamente cómo sostenerse y perdurar, y no cómo dejar ir...dejar ir y descansar en la seductora y dulce promesa de la eternidad.

Finca Chapultepec
Carchá, Alta Verapaz
Domingo 21 de febrero del 2010

Hoy dije adiós a la Flor Blanca de Alta Verapaz, bajo la tenue luz de las velas que, en el interior de la capilla en donde mañana quedará enterrada, alumbran rostros llenos de pesar que sin parar siguen incorporándose desde el azul de la noche montañosa.

Entre la fragancia de cientos de flores y del ceremonial Pom, se distingue el aroma mojado a despedida que, profundamente triste, tiembla entre palabras expresadas en k'ekchi. Desfiles de cortes vistosos y sombreros entretienen mis ojos, cansados de tanto llorar.

Martes 23 de febrero del 2010

Ayer despedimos a Mamita América; dijimos adiós a la sin igual Zoila América Vega Delgado viuda de Wohlers, enterrando sus restos en la capilla familiar de su amada Finca Chapultepec, al lado de Papito Carlos y de sus papás, José Vega y Adelina Delgado.

Se fue Mamita, y se fue lentamente. Fue poco a poco que su enraizada y estoica alma fue desprendiéndose de esta tierra suya y preparándose para partir.

Nos queda una casa de amor sin anfitriona y una familia desolada, sin raíz; o al menos esa es la primera impresión. Es así, en los momentos difíciles de la vida. Las impresiones son estruendosas y determinantes, y por lo general bastante engañosas.

Quedamos todos cargados del profundo pesar de perder a quien ha iluminado y llenado de magia nuestras vidas, de una mujer sabia, tan fuerte como delicada, colmada de gracia y de entusiasmo por la vida. Quedamos así, destanteados y ofuscados por la pesadumbre, por el vacío y por el inmenso amor que le tenemos. Las preguntas son múltiples y acosadoras, cómo, cuándo, quién, dónde, porqué. La única certeza en este momento es el enorme vacío que deja su partida y el único alivio es la promesa de que la vida continuará, y que el dolor se convertirá en cosas bellas, relaciones estrechadas y cultivadas con más tiempo y dedicación.

El paso de Mamita por este mundo llegó a su fin pero eso no niega ni elimina los frutos de su existencia; una persona, una mujer que como ella fue testimonio vivo del potencial humano al amor, la compasión, al trabajo...al mismo Dios, no concluye con su vida terrena ni se mantiene como tal, Mamita América sembró en todo quien con su vida tocó la esperanza que se encuentra en la posibilidad de alcanzar la gracia, de alcanzar la felicidad a través de la humildad y el esmero, cosechando tanto en vida y dejando terreno fértil para tanto más por seguir.

Yo hoy, aún profundamente entristecida por su muerte, no puedo evitar a mi agitado corazón provocarme una sonrisa. Cuando pienso en ella pienso qué mujer, qué vida, qué testimonio. El amor que por ella siento es como un fertilizante para mi corazón, que me invita y me conduce a ser yo, el yo que detrás de las capas de la vanidad y el orgullo se sofoca mientras camino sin mucho pensar en la rápida y agitada cuenta de mis días en el mundo que me tocó vivir. Me llama a salir, me llama a quererme, a cuidarme, a cultivarme y conservarme pura, me llama a despertar y mantenerme viva, a sonreír, a trabajar, a dar sin cesar, a ser feliz.

Mamita ya no está, no físicamente, pero sí está su esencia. Ella vive eternamente, vive en el amor inmerecido que las miradas de los trabajadores de la finca hoy nos dirigen, y vive en la posibilidad, y por mi palabra en la certeza, de que algún día las recibiremos por mérito propio, y en que todos y cada uno de los que la amamos y a quienes ella nos amó, construyamos con entrega y amor nuestro propio Chapultepec, siguiendo nuestro propio destino, utilizando nuestros propios dones y siguiendo nuestra propia vocación, y seamos como ella, al final de nuestros días, dignos de admiración, y para siempre, evocadores de lo más bello del espíritu humano.

3 comments:

Antonio Pineda said...

Me ha encantado el escrito y apenado por la pérdida de esta mujer que supongo será muy cercana a ti. Saludos y queda pendiente un evio mio

RWT said...

gracias antonio! mamita america era mi abuela. increible persona! espero tu envio...saludos!

s.s. said...

Que lo siento por tu abuelita america, de seguro fue una gran persona que dejo una huella imborrable en tu alma.