Saturday, 6 February 2010

Crónicas de un viaje a Tailandia



Clima- bochornoso
Música- Jason Mraz
Compañía- insuperable


Domingo, 3 de mayo 2009

Llegamos a Bangkok un sábado por la mañana- esta ciudad enorme, envuelta en el manto de sueño que produce el clima húmedo del Sudeste Asiático, nos recibe entregada.


Lunes, 4 de mayo 2009

Hoy volamos hacia Phuket. Tanto Maxi como yo soñamos desde hace meses con playas de arena blanca y espejos de cielo azul líquido.

Los días en Bangkok fueron interesantes; se trata de una ciudad caótica, que mas bien parece un gran bazar. Todo a la venta, con una desfachatez que provoca vergüenza ajena.

A Max le gustó; a mí no completamente. Encierra, Bangkok, una gran tristeza; una resinación forzada que claramente atenta contra la dignidad de su gente. Me siento constantemente impulsada a voltear la cara, a tapar mis ojos. Supe, desde que decidimos viajar a Tailandia, que esta situación iba a darse; y debo decir, que para una persona que detesta las preconcepciones, parezco estar llena de ellas. O al menos así me parece, en la capital tai.


Martes, 5 de mayo 2009

“Que puedo estar contigo, o igual de bien sin ti; que no te extrañaría como lo harías tu a mi. Ideas, nubes de algodón, flotan en mi mente, tan reales como yo. Te amo y sos mi vida, no puedo escapar. La duda que me guia y la respuesta que quiero anticipar, son obra de la vida que quiero construir.”



Miércoles, 6 de mayo 2009

Estoy fascinada por el ambiente que impera este lugar. Los sonidos! Música que no se detiene, desde Cold Play hasta Jarabe de Palo, de vuelta por Maná y con parada en Buena Vista Social Club, se mezcla con el canto de un gallo joven, la melodía de campanas que danzan, hechizadas por el viento; las hojas de los árboles y de las palmeras se unen a la fiesta y bailan al ritmo imprevisible del tiempo; una moto pasa saludando, mientras los guekos que adornan las paredes de toda la casa emiten un sonido pantanal y delicioso; la fuente de agua que cae de la boca de un pequeño dragón que adorna una charca vecina a la turquesa piscina siempre vigilada por la noble “Nickle” que, cubierta de pelusa negra, sufre bajo el sol indeciso y caprichoso que viene y va a su gusto.

Me siento feliz, y pienso mucho en Guate.


Sábado, 9 de mayo 2009

Ayer esnórkeleamos. Fuimos a varias islas y vimos peces de muchos colores. Fue lindo!

También hemos leído como locos. Voy por el tercer libro.


Domingo, 10 de mayo del 2009

Lo mucho que Tailandia me recuerda a Guate no deja de impresionarme. Los amaneceres, los atardeceres, son tan bellos acá. Y las noches! Mi respeto al el firmamento es indiscutiblemente merecido; nunca deja de fascinarme su encantamiento siempre expuesto a plenitud- hoy veo figuras marinas: tortugas, ballenas, tiburones y un manatí.

La luna, sin lugar a dudas, se roba el estrellato. Brilla hermosa, evocando lágrimas dulces en mis ojos negros. Mi pensamiento vuela alto, como si quisiera acompañarla en su soledad, buscándolo a él incansablemente. El enamoramiento entre mi abuelo y la luna, el vínculo forjado, cada noche de mi vida se hace más fuerte. Las preguntas se acumulan, vacías de esperanza y atentas al cielo. Sólo allí pueden encontrar respuesta, porque tú ya no estás y no podré volver a conversar contigo.

A veces me dejo atormentar por la duda de tu existencia. Me haces falta, y por eso en este viaje te llevo conmigo.


Lunes, 11 de mayo 2009

Vamos hacia Koh Lipe. Es una isla que pertenece a un parque natural marino, y debe de ser una belleza. Bote, bus, bus, lancha. Llegar no es fácil pero debe de valer la pena.

Ayer, mientras Maxi y yo observábamos el atardecer, sentados en la arena en Railey Beach tomando unos traguitos, me dijo: "los tai tienen mucho de que estar orgullosos", y yo estoy totalmente de acuerdo. Los paisajes son majestuosos, la naturaleza mágica, el mar cristal, el firmamento libre, la comida en extremo deliciosa, y sobre todo, la gente linda...y además, se parece tanto a Guate.

Lo he mencionado repetidamente, pero todos los días caigo en el hechizo del reflejo entre este país y el mío. En el camino de un lugar a otro me fijo en la vegetación y en la gente; me parece que estoy en "El Ceibo" de mi papa; hule y palma dominan el horizonte. Así pienso mucho en mi él, y me siento feliz.

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