Otro domingo que llega prematuramente. Esta semana fue dominada por actividad física y social. El lunes y martes los pasamos en ‘Innerfragant’ Max, Alex y yo. El camino de Klagenfurt a esta otra parte de la región de Carinthia es de aproximandamente 90 minutos manejando. Partimos relativamente temprano el lunes para una sesión de rafting (mi primera!) por el Río de Möll a las 9:30am. Entre el forward, el reverse y los 10°C del agua, pasan 3 horas volando. Nos tiramos de un puente, caí varias veces al río y nos reímos muchísimo en la balsa de 10 que ocupamos 2 guatemaltecos, 1 austriaco, 1 alemán, 3 rusos y 1 instructora pelirroja con un acento tan curioso (del este) que me resulta imposible de descifrar. Parecen haber muchas mujeres de Europa del este viviendo en los pequeños pueblos de esta región, Max me comenta que en algún lado leyó que hoy en día resulta muy difícil para los campesinos austríacos encontrar a mujeres que quieran vivir la vida del campo, y que puede ser que esta sea en parte la razón que explique la presencia de la mesera, la instructora, la ayudante de cocina, y todas las otras mujeres del este que cruzan nuestro camino en nuestra corta excursión de dos días.
Son aproximadamente las 3:00pm cuando, con nuestras mochilas en la espalda, iniciamos el ascenso de las montañas que esconden en la altura la legendaria ‘Fraganter Hütte’, en donde pasamos la noche. El ascenso resulta difícil para mí, y creo que para Max y Alex también, aunque soy yo la única que constantemente se detiene para descansar y para recuperar energía. Pasamos por incontables subidas, campos de verde casi fosforescente, bosques de pinos, pequeñas platas hidroeléctricas, y finalmente la vemos: la Fraganter Hütte, a 1779 metros de altura. Nos tomó aproximadamente dos horas y media llegar. Esa noche comemos con gusto, tomamos un par de cervezas cada uno y dormimos como reyes.
El martes nos levantamos pasadas las diez de la mañana, mucho a sorpresa del gerente de la cabaña que sugirió un desayuno a las siete la noche anterior. Seguimos su recomendación y subimos la ‘Böses Weibl’ (‘Mujer Enojada o Malvada’), una montaña relativamente cercana a la cabaña y bastante pelona, que nos lleva a la cima pasando por muchas flores salvajes (lamentablemente ninguna Edelweiss), un par de caballos salvajes, un toro enojado y nos permite, a 2400 metros de altura, ver dos valles simultaaneamente e inmensamente bellos. Marcando la cima hay una cruz de madera, y colgando de ella una caja de conserva un récord de las personas que han llegado a la cima. Max, Alex y yo ocupamos media página en donde no faltan quetzales, referencias al mágico puente Austria-Guatemala y nuestros autoografos. Fácilmente cinco horas se van entre risas, grama y nubes.
Esa tarde tomamos camino abajo, nos toma aproximadamente hora y media llegar al carro, y volvemos a nuestro hogar provisional en Klagenfurt - no sin antes pasar al lago y dar un salto antes de la cena. Miércoles, jueves y viernes pasaron entre saltos al lago, parrilladas en St. Martin y fiestas de verano. El viernes nos despedimos de Alex, y nos encaminamos a Graz, para visitar a Lilli, Mia y Max. Comimos como reyes y después del primer día logramos que Lilli aceptara nuestras caricias y hasta nos dejara cargarla! A mí me permitió darle besos desde el principio, a Tío Max le costó más pero lo logró al final. El fin de semana en St. Martin ha sido tranquilo, a excepción de la llegada de Lorenzo y Luis.
Récord literario: Esta semana con satisfacción culminé la lectura del segundo libro de Elif Shafak que he devorado este verano: ‘Black Milk’, quedando conmigo nociones nuevas sobre el ser mujer, madre y autora, y también una larga lista de dotadas escritoras recomendadas por Elif. Al final de la semana inicio la más reciente obra de Alain de Botton ‘Religion for Atheists’, libro que compré hace meses pero no había tenido tiempo de leer y que me atrajo incialmente más que todo por la buena reputación del autor y por el controversial título, y que me ha sorprendido agradablemente, por contar con abundantes reflexiones acerca de la esencia del ser humano y la necesidad que tenemos de educación en cuanto a cómo vivir una vida feliz, ya sea a través de la fe religiosa o por medio del estudio de las innumerables obras de arte que hoy en día conocemos como cultura secular. Me agrada de sobremanera disfrutar de obras de autores contemporáneos, ya que por lo general elijo obras clásicas.