Sunday 31 October 2010

1ero de Noviembre, Día de Los Muertos



Así, como si nada, toca a la puerta otro Día de Los Muertos, y de nostalgia reboza mi corazón mientras tomo un momento para conmemorar a la lista -inevitablemente ascendente- de personas que evoco ahora sólo en mi memoria.

Estuve en un recital de órgano en la Catedral de San Pablo ayer por la tarde, y mientras sus profundas notas me acechaban por la espalda, revoloteando por la cúpula y finalmente aterrizando en mi corazón, tuve la impresión de estar en el lugar y en el momento indicado para pensar en ellos, mis muertos; ellos, los que se fueron para no volver, los que tanta falta hacen; ellos, los que constantemente me bendicen con suspiros dulces y hondos, llenos del dolor delicioso del buen recuerdo.

El sonido pesado, largo y osadamente profundo del instrumento me invita a quedarme completamente quieta, a extinguir todo movimiento, toda actividad- sus notas son como la gravedad, e inevitablemente me llevan hacia el centro, y en este 1ero de Noviembre me suspenden dentro del círculo prfecto del amor intocable que siento por mis muertos; ese amor que quedó suspendido en el tiempo, y que aún así conserva su frescura. Ese amor que con los años va creciendo, naturalmente, entretanto que la madurez me alcanza y soy capaz de verlos con más claridad, descubriendo que aún desde la muerte continúan brillando su sabiduría sobre mi alma y nunca paran de educarme.

Brindo por ustedes, por tantos y tantos recuerdos que atesoro a su lado y porque sé que aunque hayan partido, me acompañan el resto del camino.

Sunday 12 September 2010

Hay sol en Londres



Hay sol en Londres. Yo tengo sueño y no quiero más que huevonear en el sillón de mi apartamento. Max salió hacia Australia hoy temprano y yo insistí en que tomáramos café y desayunáramos juntos antes de su partida. Esto después de una noche de copas en el este de la ciudad.

Tras su despedida la casa de quedó llena de silencio. Sólo el sol entraba por las ventanas, como para hacerme compañía. Yo, ante tal cortesía, no me pude resistir y salí de la casa volando, con poco más que una falda demasiado corta, un sudadero demasiado largo y unas botas que parecen haber perdido la moto. No llegué muy lejos, apenas hasta una banca en el parque frente a casa. Aquí me refugié, arropada por el sol y cerré los ojos para poder propiamente escuchar el sonido de las hojas bailando con el viento; escuché también las voces de los niños jugando en el playground al lado de la Iglesia- y por un momento me transporté hacia una de esas tardes de domingo pasadas en familia en Amatitlán, esas tardes que colecciono y cuido como un tesoro en mi memoria; me quise preguntar, qué hace esta tarde de domingo menos especial que aquéllas, y pienso: las voces no serían extrañas, serían mis voces amadas; también añadiría algunos "splash" y el mosaico de colores que ofrece sin falta ese árbol castaño en el que durante toda mi vida me he balanceado...pero hoy hay sol en Londres, y no quiero estar triste- es precisamente por momentos como este que atesoro tanto mis recuerdos, para tenerlos cerca y utilizarlos para sentirme en casa siempre, aún a 9,000 kilómetros de distancia.

Friday 16 April 2010

Ante mi pequeñez digo: Carpe Diem y Hakuna Matata


Hoy tendría que haber sido una noche de fiesta, de Mojitos y Gloria Estefan en Manolos, con Max y una banda de lo mejor de Inglaterra. Resultó, en cambio, en una noche solitaria, alentada con películas, comida china y notas de medianoche. La razón: las cenizas de la erupción de un volcán en Islandia.

Siempre cae bien un recordatorio acerca de la forma en que la vida funciona- o mejor dicho, como no funciona. La vida es tan anárquica, tan inconsecuente. Es impredecible, fascinantemente insegura y desconcertante. Esta es una verdad innegable y sin embargo los días pasan tan rápido que se me olvida.

Se me olvida lo accidental que resulta todo en mi vida, en el desarrollo de mi tiempo y de mi destino. Olvido lo vulnerable que soy ante esa fuerza misteriosa e incomprensible que es la vida, la madre naturaleza, Dios. Mi condición de impotencia ante lo que sucede a mi alrededor, mi pequeñez, es casi abrumadora cuando tomo consciencia de ella. Sin embargo no merma mi amor propio, ni daña la fe que tengo en mí misma. No sirve de justificación dejar de trabajar duro por construir la vida que quiero, pero es importante mantenerme consciente acerca de ella. Debo reconocer que dependo de algo mucho mayor, y que no exclusivamente yo tomo las riendas de mi camino.

La vida resulta así como “una caja de chocolates” (Forrest Gump) en la que “nunca se sabe lo que nos va a tocar”. A veces las apariencias engañan y la pieza que más apetitosa parecía resulta contener anís, pero lo bueno es que entonces puedo simplemente escupirla y probar otra.

Por más monótonos que parezcan a veces los días, nunca lo son. Lo que pasa es que a veces estoy demasiado cansada o demasiado preocupada y no me fijo en las oportunidades que se me atraviesan, y tampoco noto los infinitos motivos para sonreír que se me ofrecen día a día.

Mi gran poder consiste en el absoluto control que tengo sobre la actitud que tomo ante las situaciones que se me presentan, y es allí donde digo Carpe Diem y Hakuna Matata.

Smallness is good.

Thursday 15 April 2010

Viena

Viena se ha cubierto con una manta de lluvia desde el día que llegué. Creo que intenta hacerme suponer que existe alguna similitud entre Londres, la ciudad que por ahora representa casa, y ella- y aunque debo reconocer su persistencia, poco ha logrado en su cometido. He estado observándola, silenciosa y solitaria bajo mi sombrilla, semi-escondida entre mi bufanda y el cuello de mi abrigo. A paso lento recorro sus calles, me transporto en su u-bahn y la estudio inquisitivamente.

Hay que decir que algo acerca de Viena automáticamente titula un espacio en tu memoria; es una ciudad imposible de olvidar o confundir. Yo la encuentro particularmente única. Puede que sea su urbanismo amigable, que hace que te sientas cómoda y que a diferencia de otras ciudades no resulta aplastante. Viena te permite sentirla accesible, afable, y sobre todo pequeña- sin serlo realmente.

En Viena la gente no se hace paso en la calle o en los pasillos del metro- la gente acá simplemente camina. Las gradas eléctricas del u-bahn resultarían trágicamente caóticas bajo un lente londinense, pues la gente se queda parada del lado izquierdo o camina del lado derecho, o ninguno, o los dos. Y nadie protesta!

No resulta extraño ver a la gente en "tracht", los hombres usando sus sombreros y "Steireranzug" (sacos tradicionales), y las mujeres en sus preciosos "Dirndl" o con modernas tracht tshirts. Existe un tipo de patriotismo acá que no parece ser intencional sino intrínseco, sin resultar exagerado u obvio.

Me fijo en la gente mayor, un hábito adquirido quién sabe dónde que se ha vuelto adictivo, y quisiera leer el libro de la historia de sus vidas; quisiera poder observar las visiones que escogieron conservar en su memoria, visiones de su ciudad en los años de la guerra, y los de después, y poder entender la posición en la que se ubican en la Viena moderna del siglo veintiuno; no lo logro, así que me conformo con admirar sus sombreros “vintage" y urgar en sus miradas cansadas, un tanto perdidas, un poco aturdidas, y algo indiferentes.

Algo que se hace evidente instantáneamente en Viena es su cercanía con el este de Europa, que a pesar de seguir siendo Europa tiene un sentimiento completamente distinto al bloque occidental. Para mí Europa del Este tiene tinte sepia y su aire me envuelve en una mística que resulta absolutamente fascinante. Recuerdo haber leído en un libro acerca de Stalin sobre la Georgia de finales del siglo XIX, una ensalada multicultural que ya allí me aceleró la sangre de emoción; algo así me parece Viena, un puente cultural, en el que Europa Occidental con su mentalidad moderna, “verde” y democrática, se encuentra con Europa del Este, con su tradicionalismo, el peso de su historia pasada y reciente, y su misantropía. Viena en ese sentido es un poco como yo, ni de un lado ni del otro, y al mismo tiempo de los dos.

Su belleza es inigualable; sólo hace falta ver el Palacio Imperial, caminar por Heldenplatz, enamorarse de la Biblioteca Nacional, admirar el Museum of Fine Arts y enfrente el de Natural History, impresionarse con lo apropiado de la arquitectura del Parlamento, que es precisamente lo que parece, sus parques, sus palacios, el Stephansdom y su centro, su naturaleza imperial se respira por doquier. Su historia no pesa, como en otras ciudades europeas, pero se hace sentir.

Otra cosa que llama mi atención, es la gran diferencia que existe entre Alemania y Austria, entre Berlin y Viena. Como extranjera debo confesar que sin base más que la lingüística (que ya es mucho, pero definitivamente no suficiente) Alemania y Austria usualmente se ponen en el mismo paquete. Intento identificar el elemento que hace que sean tan distintas, pero no puedo. La historia une a estos dos países menos vinculante de lo que generalmente se supone, pues mientras Alemania nace (en términos muy generales) del Imperio Prusiano y su identidad fue por lo general bastante definida y básicamente occidental (bajo términos exageradamente generales), Austria viene del Imperio Austro-Húngaro, una mezcla grandiosa e imperial, cultural y artística, entre oriente y occidente.

También se hace notar, experimentando la ciudad, y el país, la relación (mucho más estrecha de lo que se supone) entre Austria e Italia. La comida, el idioma, la moda, el turismo...existe aquí también un vínculo cultural interesante.

En fin, Viena, Austria, entre Alemania, Europa Oriental, Italia y Suiza, es precisamente eso. Un lugar en el medio, con mucho de lo bueno y poco de lo malo, cuya experiencia es única e inolvidable, y al que visitar es obligación.

Thursday 8 April 2010

Nuestro Reino de Sol



Es 3 de abril del año 2010. Es sábado, Sábado de Pascua, y estoy en Klagenfurt, en casa de Max. Su familia nos rodea, sus hermanos se mueven apresuradamente entre esquina y esquina, ocultando tesoros altamente cotizados, particularmente en esta época del año. Mientras tanto, sus sobrinos corren por el jardín, iniciando impacientes la búsqueda de regalos y huevos de chocolate. Su mama se pasea ansiosa entre el comedor y la cocina. Flores, jamones y huevos de todos colores van y vienen, vienen y van. No hay música de fondo, pero la bulla es tal que si la hubiera, resultaría redundante. El sol brilla y las flores saludan tímidamente; la primavera se ha establecido entre nosotros. Max toma de mi mano, y me dice que lo acompañe a buscar el regalo que tiene para mí. Subimos a su cuarto, cuyo clima parece permanentemente tostado. Me siento en la cama que ahora parece tan pequeña, pero que refugió al hombre grande que ahora es a lo largo de toda su juventud. Con los ojos rebosantes de emoción saca de su closet un conejo de peluche, y me lo ofrece, sonriente. Mi cara delata cierta indiferencia, y él me invita a inspeccionarlo un poco más. Es así que descubro entre sus patitas una cavidad, en cuyo interior hay chocolates, chocolates en forma de huevo, y algo más: una cajita azul. La saco, con la cara iluminada por la ilusión que sentimos las mujeres cuando nos sentimos mimadas. Max la toma de mis manos, se hinca y la abre ante mí, descubriendo un anillo iluminado por un brillante. Y con la boca aún sonriendo me pregunta, “Te casas conmigo?”. Yo atónita sólo alcanzo a preguntar “Es en serio?” a lo cual Max responde con una risa nerviosa. La respuesta la lee en el brillo de mi cara, en la luz de mis ojos, en lo amplio de mi sonrisa; de igual manera insiste: “Me vas a decir que sí?” y yo, entre un beso le susurro: “Sí”. Es así que decidimos caminar juntos por la vida, y construir para los dos, un reino de sol.

Saturday 27 February 2010

Despidiendo a Mamita América



Finca Chapultepec
Carchá, Alta Verapaz
Martes 29 de diciembre del 2009


Llego a Chapultepec. Veo a Mamita América, esa mujer fuerte y temeraria que ha caminado a mi lado a lo largo de todos mis años; la veo, escarbo en lo mas profundo de su mirada y sólo así la encuentro; encuentro su fuego, su alma, sofocada por el peso de los años y de las penas; observo cómo la llama salvaje de su corazón se ha transformado en una velita, que sin querer menguar su fulgor se va debilitando, va perdiendo intensidad, pierde su esencia- y se va apagando.

La extraño, pero no quiero estar triste- quiero superar mi humanidad, quiero pensar que es natural, que no tiene nada de lamentable lo que está sucediendo- pero me resulta imposible. No la quiero perder, no quiero que se vaya. No quiero que el mundo entonces continúe girando, como siempre lo hace, sin su presencia. La quiero conmigo, siempre conmigo- pero no así. Sé que la debo dejar ir. Sus ojos me piden comprensión. Mamita no hace esfuerzo alguno por ocultar su cansancio, su conformidad.

Me siento más que nunca en un punto de inflexión en mi vida. Todo en esta casa, en este hogar, me lo susurra. Algo hace falta, mas aún no existe el vacío; no se siente la calamidad pero sí se aprecia la diferencia- generaciones se van, generaciones se vienen y de eso soy yo testigo y testimonio. Reflejo lo que he visto y lo que presiento veré; me siento feliz de haber disfrutado del Chapultepec de Don Carlos y Doña América, me sé dichosa y afortunada...y porque mi sentimiento es genuino, esta noche me despido de la Finca de mi infancia, y con ojos húmedos saludo a la Finca que llega para mi yo adulto mientras, en la penumbra de la luz acogedora y suave que esta noche acaricia este hogar de amor, intento dibujar una sonrisa en mi rostro.

Finca Tres Lagartos
El Remate, Petén
6 de enero del 2010


Inicio el año con la vista hacia atrás; mis emociones redimen una batalla, que aún si no es a muerte, va dejando caídos y malheridos esparcidos por doquier.

El tiempo es un amigo engañoso que aparenta ser justo y mantenerme suspendida en los momentos por mí más atesorados, pero que de alguna manera se escapa veloz, dejándome perpleja y un tanto atontada cuando al girar la vista hacia atrás, como lo hago ahora, descubro que los años fluyen ligeros, las semanas se esfuman y los días pasan desapercibidos.

Quisiera ser como Peter Pan y en la Tierra De Nunca Jamás disfrutar de las interminables aventuras que la ingenuidad de la infancia y la imaginación mágica e ilimitada que inevitablemente se va perdiendo con los años, incitan y provocan; el problema es que Peter Pan es un personaje ficcional, y la madurez no se pide ni se elige, a todos nos llega, con sus pociones tranquilizantes y sus angustiantes realizaciones. Y la verdad es que con los años me doy cuenta de que no sería feliz siendo por siempre una niña inocente, pues la vida es una acertijo lleno de magia y misterios, y la única manera de resolverlo es a través de la experiencia.

Algo que es con seguridad un gran consuelo es la compañía; crecer es tan emocionante como aterrorizante, y es siempre una fuente de fuerza ver que a mi lado caminan contemporáneos amados, algunos sólo por parte del trayecto y otros a lo largo de todo el viaje.

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Miro hacia atrás, y veo la casona de Chapultepec, tan llena de bulla; bulla convertida en música por ser resultado puro de la alegría de la compañía familiar; vuelvo la cara a este 2010 y veo la misma casa, pero hoy parece más grande que nunca. El silencio que la envuelve es escandaloso, el olor a muerte la acecha, se escuchan los murmullos, susurros y gemidos de lo que se fue y nos dejó; las manos bruscas de las indígenas que el corazón y el hogar de mi abuela acogió se restriegan los ojos, dejando salir la perla mojada de su amor y compasión. Sueltan un beso en la frente de la ceiba América, que ha perdido las hojas, la firmeza y la sombra, y a cuyo seco tronco sostienen sólo raíces de naturaleza fuerte, que saben únicamente cómo sostenerse y perdurar, y no cómo dejar ir...dejar ir y descansar en la seductora y dulce promesa de la eternidad.

Finca Chapultepec
Carchá, Alta Verapaz
Domingo 21 de febrero del 2010

Hoy dije adiós a la Flor Blanca de Alta Verapaz, bajo la tenue luz de las velas que, en el interior de la capilla en donde mañana quedará enterrada, alumbran rostros llenos de pesar que sin parar siguen incorporándose desde el azul de la noche montañosa.

Entre la fragancia de cientos de flores y del ceremonial Pom, se distingue el aroma mojado a despedida que, profundamente triste, tiembla entre palabras expresadas en k'ekchi. Desfiles de cortes vistosos y sombreros entretienen mis ojos, cansados de tanto llorar.

Martes 23 de febrero del 2010

Ayer despedimos a Mamita América; dijimos adiós a la sin igual Zoila América Vega Delgado viuda de Wohlers, enterrando sus restos en la capilla familiar de su amada Finca Chapultepec, al lado de Papito Carlos y de sus papás, José Vega y Adelina Delgado.

Se fue Mamita, y se fue lentamente. Fue poco a poco que su enraizada y estoica alma fue desprendiéndose de esta tierra suya y preparándose para partir.

Nos queda una casa de amor sin anfitriona y una familia desolada, sin raíz; o al menos esa es la primera impresión. Es así, en los momentos difíciles de la vida. Las impresiones son estruendosas y determinantes, y por lo general bastante engañosas.

Quedamos todos cargados del profundo pesar de perder a quien ha iluminado y llenado de magia nuestras vidas, de una mujer sabia, tan fuerte como delicada, colmada de gracia y de entusiasmo por la vida. Quedamos así, destanteados y ofuscados por la pesadumbre, por el vacío y por el inmenso amor que le tenemos. Las preguntas son múltiples y acosadoras, cómo, cuándo, quién, dónde, porqué. La única certeza en este momento es el enorme vacío que deja su partida y el único alivio es la promesa de que la vida continuará, y que el dolor se convertirá en cosas bellas, relaciones estrechadas y cultivadas con más tiempo y dedicación.

El paso de Mamita por este mundo llegó a su fin pero eso no niega ni elimina los frutos de su existencia; una persona, una mujer que como ella fue testimonio vivo del potencial humano al amor, la compasión, al trabajo...al mismo Dios, no concluye con su vida terrena ni se mantiene como tal, Mamita América sembró en todo quien con su vida tocó la esperanza que se encuentra en la posibilidad de alcanzar la gracia, de alcanzar la felicidad a través de la humildad y el esmero, cosechando tanto en vida y dejando terreno fértil para tanto más por seguir.

Yo hoy, aún profundamente entristecida por su muerte, no puedo evitar a mi agitado corazón provocarme una sonrisa. Cuando pienso en ella pienso qué mujer, qué vida, qué testimonio. El amor que por ella siento es como un fertilizante para mi corazón, que me invita y me conduce a ser yo, el yo que detrás de las capas de la vanidad y el orgullo se sofoca mientras camino sin mucho pensar en la rápida y agitada cuenta de mis días en el mundo que me tocó vivir. Me llama a salir, me llama a quererme, a cuidarme, a cultivarme y conservarme pura, me llama a despertar y mantenerme viva, a sonreír, a trabajar, a dar sin cesar, a ser feliz.

Mamita ya no está, no físicamente, pero sí está su esencia. Ella vive eternamente, vive en el amor inmerecido que las miradas de los trabajadores de la finca hoy nos dirigen, y vive en la posibilidad, y por mi palabra en la certeza, de que algún día las recibiremos por mérito propio, y en que todos y cada uno de los que la amamos y a quienes ella nos amó, construyamos con entrega y amor nuestro propio Chapultepec, siguiendo nuestro propio destino, utilizando nuestros propios dones y siguiendo nuestra propia vocación, y seamos como ella, al final de nuestros días, dignos de admiración, y para siempre, evocadores de lo más bello del espíritu humano.

Saturday 6 February 2010

Crónicas de un viaje a Tailandia



Clima- bochornoso
Música- Jason Mraz
Compañía- insuperable


Domingo, 3 de mayo 2009

Llegamos a Bangkok un sábado por la mañana- esta ciudad enorme, envuelta en el manto de sueño que produce el clima húmedo del Sudeste Asiático, nos recibe entregada.


Lunes, 4 de mayo 2009

Hoy volamos hacia Phuket. Tanto Maxi como yo soñamos desde hace meses con playas de arena blanca y espejos de cielo azul líquido.

Los días en Bangkok fueron interesantes; se trata de una ciudad caótica, que mas bien parece un gran bazar. Todo a la venta, con una desfachatez que provoca vergüenza ajena.

A Max le gustó; a mí no completamente. Encierra, Bangkok, una gran tristeza; una resinación forzada que claramente atenta contra la dignidad de su gente. Me siento constantemente impulsada a voltear la cara, a tapar mis ojos. Supe, desde que decidimos viajar a Tailandia, que esta situación iba a darse; y debo decir, que para una persona que detesta las preconcepciones, parezco estar llena de ellas. O al menos así me parece, en la capital tai.


Martes, 5 de mayo 2009

“Que puedo estar contigo, o igual de bien sin ti; que no te extrañaría como lo harías tu a mi. Ideas, nubes de algodón, flotan en mi mente, tan reales como yo. Te amo y sos mi vida, no puedo escapar. La duda que me guia y la respuesta que quiero anticipar, son obra de la vida que quiero construir.”



Miércoles, 6 de mayo 2009

Estoy fascinada por el ambiente que impera este lugar. Los sonidos! Música que no se detiene, desde Cold Play hasta Jarabe de Palo, de vuelta por Maná y con parada en Buena Vista Social Club, se mezcla con el canto de un gallo joven, la melodía de campanas que danzan, hechizadas por el viento; las hojas de los árboles y de las palmeras se unen a la fiesta y bailan al ritmo imprevisible del tiempo; una moto pasa saludando, mientras los guekos que adornan las paredes de toda la casa emiten un sonido pantanal y delicioso; la fuente de agua que cae de la boca de un pequeño dragón que adorna una charca vecina a la turquesa piscina siempre vigilada por la noble “Nickle” que, cubierta de pelusa negra, sufre bajo el sol indeciso y caprichoso que viene y va a su gusto.

Me siento feliz, y pienso mucho en Guate.


Sábado, 9 de mayo 2009

Ayer esnórkeleamos. Fuimos a varias islas y vimos peces de muchos colores. Fue lindo!

También hemos leído como locos. Voy por el tercer libro.


Domingo, 10 de mayo del 2009

Lo mucho que Tailandia me recuerda a Guate no deja de impresionarme. Los amaneceres, los atardeceres, son tan bellos acá. Y las noches! Mi respeto al el firmamento es indiscutiblemente merecido; nunca deja de fascinarme su encantamiento siempre expuesto a plenitud- hoy veo figuras marinas: tortugas, ballenas, tiburones y un manatí.

La luna, sin lugar a dudas, se roba el estrellato. Brilla hermosa, evocando lágrimas dulces en mis ojos negros. Mi pensamiento vuela alto, como si quisiera acompañarla en su soledad, buscándolo a él incansablemente. El enamoramiento entre mi abuelo y la luna, el vínculo forjado, cada noche de mi vida se hace más fuerte. Las preguntas se acumulan, vacías de esperanza y atentas al cielo. Sólo allí pueden encontrar respuesta, porque tú ya no estás y no podré volver a conversar contigo.

A veces me dejo atormentar por la duda de tu existencia. Me haces falta, y por eso en este viaje te llevo conmigo.


Lunes, 11 de mayo 2009

Vamos hacia Koh Lipe. Es una isla que pertenece a un parque natural marino, y debe de ser una belleza. Bote, bus, bus, lancha. Llegar no es fácil pero debe de valer la pena.

Ayer, mientras Maxi y yo observábamos el atardecer, sentados en la arena en Railey Beach tomando unos traguitos, me dijo: "los tai tienen mucho de que estar orgullosos", y yo estoy totalmente de acuerdo. Los paisajes son majestuosos, la naturaleza mágica, el mar cristal, el firmamento libre, la comida en extremo deliciosa, y sobre todo, la gente linda...y además, se parece tanto a Guate.

Lo he mencionado repetidamente, pero todos los días caigo en el hechizo del reflejo entre este país y el mío. En el camino de un lugar a otro me fijo en la vegetación y en la gente; me parece que estoy en "El Ceibo" de mi papa; hule y palma dominan el horizonte. Así pienso mucho en mi él, y me siento feliz.